“He bajado a un recao. Ahora vuelvo.”
Memoria de lo cotidiano.
Lo cotidiano se hace único en un mundo cada vez más globalizado. Esas letras, grandes, pequeñas, extrovertidas, serias, finas, gordas, con serifa, sin serifa, sencillas, complejas, de plástico, de metal, de madera, pintadas, hechas a mano, a máquina, pensadas, improvisadas, chillonas, sobrias. Esas letras que forman parte de un todo y de una nada, son parte de nuestra memoria más reciente. Estas letras guardan lo que una vez fuimos.
El Patrimonio Gráfico es nuestra identidad local, forma parte de nuestro acervo y sólo conservando y protegiendo los rótulos comerciales, podemos conservar parte de nuestra esencia de comunidad y barrio.
Guardar un pedazo de la historia de la calle. Guardar un pedazo de nuestra memoria colectiva.
Bajo esta premisa se hace esta muestra en el Casino del Sardinero. A través de una docena de rótulos y otros objetos gráficos comerciales, que se han rescatado in situ del contenedor y a pie de obra, y se han donado en otros casos, se invita al visitante a reflexionar sobre los cambios y procesos que se están produciendo en nuestra ciudad. Comercios de toda la vida son sustituidos muchas veces por grandes cadenas y por tanto se pierde una seña de identidad y memoria local.
La labor que se está haciendo desde Santatipo, es rescatar, recoger y preservar este patrimonio gráfico como un patrimonio material e inmaterial de nuestra región, en un mundo cada vez más globalizado y estandarizado. La identidad local pasa desde un bar de barrio hasta una perfumería centenaria. La tipografía y el diseño juegan una gran labor en este aspecto creando y sumando a nuestro imaginario colectivo, pero hay otra parte que es la humana y social: La del barrio.
Los rótulos son elementos cotidianos que están ahí y pasan desapercibidos en nuestra vorágine.